Ilustrador, animador y storyteller, Brian Rea entra en el universo de What’s in a lamp? transformando las lámparas de Foscarini en presencias vivas, íntimas y silenciosas. Un proyecto en el que la luz y los personajes dialogan a través de la delicadeza, la sorpresa y la imaginación.
Ilustrador y animador, Brian Rea ha construido a lo largo del tiempo un trabajo centrado en historias cotidianas e íntimas, contadas mediante un lenguaje visual esencial que, sin embargo, transmite una fuerte carga emocional. Su enfoque se mueve con naturalidad entre la ilustración, la animación y la narración, manteniendo un delicado equilibrio entre simplicidad formal y profundidad narrativa. Vive en Suecia, un lugar donde la luz —y su ausencia, especialmente durante los largos meses de invierno— adquiere un significado cultural y emocional muy intenso.
Es precisamente desde esta experiencia que toma forma su contribución a What’s in a lamp?, el proyecto editorial de Foscarini que invita a artistas internacionales a reinterpretar las lámparas de la marca desde su propia mirada. Brian Rea parte de una pregunta tan sencilla como poderosa: ¿y si los personajes que habitan la oscuridad sintieran curiosidad por la luz? ¿Cómo serían? ¿Cómo reaccionarían al encenderse una lámpara de repente? ¿Y qué tipo de relación podría surgir entre ellos?
De estas preguntas nace una serie de breves historias animadas, dedicadas a seis lámparas Foscarini —Binic, Madre, Sunlight of Love, Spokes, Fleur y Eolie— pobladas por personajes tímidos, curiosos y juguetones. Las lámparas se convierten en compañeras y en interlocutoras: presencias que observan, acogen, escuchan y despiertan la imaginación. No hay espectáculo ni ruido; todo sucede en los detalles, en momentos suspendidos, en gestos sutiles.
«De niño tenía mucho miedo a la oscuridad. Encender una luz era un gran alivio: hacía desaparecer a los monstruos y calmaba mi imaginación. Creo que esos miedos influyeron más tarde en la manera en que cuento historias hoy.»
Brian Rea
/ Artista
En un mundo que a menudo grita para captar la atención, Brian Rea elige el camino opuesto: el de la delicadeza, en perfecta sintonía con el carácter de las lámparas Foscarini. Una luz que no impone, sino que acompaña. Una invitación a desacelerar y observar lo que ocurre dentro y alrededor de nosotros cuando un espacio comienza a iluminarse.
Te mueves con gran naturalidad entre ilustración, animación y storytelling. ¿Cómo describirías tu estilo en pocas palabras?
Contenido, pero espero que emocional, con especial atención a los momentos silenciosos.
Tus personajes son frágiles, divertidos, emotivos, profundamente humanos. ¿Qué te llevó a esta intimidad en lugar de grandes relatos o protagonistas heroicos?
Siempre he sido una persona muy emocional (me encanta llorar con una buena película), pero tardé en darme cuenta de que ese también era el tipo de imágenes que quería crear. Llevo quince años ilustrando la columna Modern Love, y al leerla cada semana —una columna sobre la vida, el amor y las relaciones en todas sus formas— creo que he desarrollado una mayor sensibilidad para representar emociones y provocar una respuesta emocional en quien observa.
¿Qué referencias culturales o artísticas fueron más influyentes en tu formación y carrera?
Hubo muchas en distintas etapas, pero Ben Shahn y Saul Steinberg han sido siempre fuentes de inspiración constantes. También cineastas como Roy Andersson y Jacques Tati han tenido una gran influencia en mí, especialmente en el ritmo y en la manera de expresar la alegría, el dolor y el humor a través del silencio y de la condición humana.
¿Puedes contarnos tu proceso creativo, desde la primera idea hasta la ilustración o el vídeo final?
Siempre empieza con la escritura, antes incluso de dibujar: suelo hacer muchas listas. De ahí paso a los bocetos. Dibujo todo a mano, aunque a veces utilizo Photoshop para ajustar el color o hacer pequeñas correcciones. En esta colaboración elegí seis lámparas que tenían algo visualmente inusual o lúdico. Después creé una pequeña historia para cada una, con un personaje central que resaltara algún aspecto de la lámpara. Trabajé con el magnífico animador Bruno Persico, quien dio vida a estas historias.
En tu trabajo sueles combinar ternura y un humor sutil y silencioso. ¿Cómo se convirtió este tono en tu forma de mirar el mundo?
Crecí en una familia grande y ruidosa, llena de grandes narradores. Pero yo era demasiado tímido para contar historias con palabras, así que escuchaba. Con el tiempo entendí que podía compartir mejor mis pequeños momentos a través de imágenes —a menudo en una sola viñeta o en breves animaciones— y esa se convirtió en mi manera de conectar con el mundo.
Has dicho que algunas historias llegan casi completamente formadas, mientras que otras se resisten y se desarrollan lentamente. ¿Cómo sabes cuándo una historia está terminada?
Cuando ya no percibo el esfuerzo. Cuando el dibujo o la animación se sienten fluidos y naturales, y el ritmo es el adecuado. A veces, si sonrío al mirarlo, también es una señal.
En esta serie para Foscarini, las lámparas parecen presencias vivas: acompañan, escuchan, reconfortan, despiertan la imaginación. ¿Cómo construiste esta relación entre luz y personaje?
Pasé mucho tiempo pensando en mi relación personal con la luz. De niño tenía mucho miedo a la oscuridad, y encender una luz era un gran alivio. Ahora vivo en Suecia, donde los inviernos son muy oscuros, y escucho a mis hijos expresar miedos similares a los que yo tenía. Pero ¿y si los personajes que viven en la oscuridad también sintieran curiosidad por la luz? ¿Cómo serían? ¿Cómo responderían a estas lámparas? Esta serie intenta expresar esa sorpresa, esa alegría y esa conexión que muchos compartimos cuando se enciende la calidez de una lámpara.
¿Hubo alguna lámpara o vídeo que te sorprendiera especialmente o revelara una personalidad inesperada?
La lámpara Binic fue la más cercana a mi experiencia personal: en ella veo a mis hijos sentados, observando con curiosidad. Pero me encanta la luz del sol —especialmente durante los inviernos aquí—, así que Sunlight of Love fue especialmente divertida de trabajar. A mis hijos, en cambio, les encantó la animación de Eolie, probablemente porque el personaje hace algo que no debería hacer.
Uno de los aspectos más bellos de esta serie es que nada es ruidoso ni espectacular. La emoción vive en pequeños gestos, pausas y miradas. ¿Qué descubriste trabajando a una escala tan íntima?
Creo mucho en el poder silencioso de los pequeños momentos y en tratar de capturarlos en una imagen. El mundo puede ser una experiencia muy intensa y ruidosa, todo parece gritar para captar nuestra atención. Estas lámparas no lo hacen, y eso es precisamente lo que las hace especiales. Era importante que las animaciones reflejaran ese mismo tono.
¿Cuál es tu vídeo favorito de la serie y por qué?
Como mencioné antes, Sunlight of Love. Solo el nombre ya me hace sonreír, al igual que la preciosa animación que creó Bruno.
Para terminar: ¿qué significa para ti la creatividad?
Encontrar aquello que amas más que nada en el mundo y convertirlo, sin compromisos, en el trabajo de tu vida cada día.
Descubre la serie completa en el canal de Instagram @foscarinilamps y explora todas las obras del proyecto What’s in a lamp?, donde artistas internacionales son invitados a interpretar la luz y las lámparas de Foscarini.



